Después te cuento qué es ese regalo negro por el que acabas de pasar. No está puesto ahí por casualidad.
Y no, no te voy a regalar nada.
Y sí, sé que esta página parece sacada de un libro de crímenes y asesinatos.
Y adivina…
Tampoco es casualidad.
Pero para entender todo eso, primero debes entender por qué estas leyendo una web que se llama elocuentes.
Te ahorro los veinte (o treinta para algunos) segundos de ir a la RAE: «capacidad de hablar o escribir de forma eficaz para deleitar, conmover o persuadir».
O sea, lo que he hecho hasta aquí contigo para que todavía estés leyendo.
Y lo que haré para que lo sigas haciendo las próximas líneas.
Ser elocuente.
No es fácil serlo, créeme. Si no, todo el mundo vendería y ligaría a partes iguales y, ¿a cuántas personas conoces que sepan hacer bien ambas cosas?
… (cri, cri, cri)
Lo suponía.
Alguien elocuente, vende.
¿Y qué hay tras esta web?
Ventas. Muchas ventas. Ventas que te dan igual porque no las has hecho tú.
A ti te importan las tuyas. Normal.
Hablemos de tus ventas entonces, ¿qué tal van?
¿Ya te han contado eso de que vender es ayudar y ayudar es vender?
Porque esa es solo una forma más de hacer el ridículo intentando justificar una venta.
Te cuento por qué:
Todo aquel que dice que vender es ayudar, dentro de su argumento también verás un ejemplo casi como este: «¿nunca has convencido a tu amigo de que es mejor ir al cine en lugar de ir a cenar? Entonces le estabas vendiendo, ya sabías vender aunque lo hicieras sin querer».
O este también: «¿nunca has conseguido que alguno de tus padres te comprase una chocolatina en el supermercado cuando eras pequeño? Y lo argumentaste para que te la comprasen. Entonces estabas vendiendo…».
Vender sí, estabas vendiendo, pero, ¿dónde cojones está la ayuda para tu amigo que quería ir a cenar y está sentado viendo Iron Man mientras le caen palomitas del niño de detrás?
En ningún sitio.
Explico esto siempre a todos mis clientes y a los alumnos a los que doy clase para que se quiten de la cabeza todas las mamonadas (que no son pocas) que hay asociadas a la venta.
Y empiecen a ser elocuentes.
Un humano como tú.
No te lo tomes a mal (o sí, y te vas), pero realmente no te importa quién soy.
Y eso es lo segundo que quiero que entiendas cuando vayas a vender cualquier cosa:
No le importas a nadie.
Igual que yo tampoco te importo a ti.
A ti te importa lo que te puedo vender, y a tu cliente le importa lo que tú le puedes vender.
Nada más.
Dicho esto, soy Borja. Encantado.
Te cuento algo sobre mí para que sepas lo que sí te importa:
Casi siempre soy un fantasma.
No de los que llevan sábana y cadenas. Ni de los que intentan impresionar a otros con mentiras.
El de la Ópera, tampoco.
Te cuento lo que hago mientras no escribo páginas como esta.
Alguien viene y me paga por escribirle lo que él me pida de la forma que yo considere.
Yo cobro, lo escribo y desaparezco (siempre en ese orden). Sin más.
El que me paga me pone cara, nombre y apellidos (y número de cuenta bancaria), pero el resto no sabe que yo he estado ahí nunca.
Ahora lo entenderás mejor.
«Esos que me pagan» son YouTubers, influencers, infoproductores, futbolistas y directivos en su mayoría. Gente con panoja y una reputación que cuidar.
Gente a la que no le interesa decir, por ejemplo, que su propio libro no lo han escrito ellos. Normal.
O que su newsletter que tanto gusta y divierte a sus clientes, tampoco la escriben ellos (ni una sola palabra, como decía la canción).
O que ese speech de ventas que les acaba de generar miles de euros, lo acaban de leer a cámara por segunda vez en su vida.
También les formo en ventas y les ayudo a escalar su negocio.
Ellos ganan gracias a mí, yo gano gracias a ellos.
No ayudo a nadie, le vendo y me compra.
Hay trato.
Ahora hablemos del nuestro.
No hay cursos grabados.
Ni webinars.
Ni clases «en directo» que llevan grabadas tres años.
Ni PDF’s solucionavidas.
No hay nada de eso.
Solo estoy yo.
Que puede no parecerte mucho (y te invitaré a cerrar la puerta al salir).
Pero nada de todo lo anterior te va a servir para vender por una sencilla razón: cada persona es un mundo.
Si alguien piensa que con un videocurso con cuatro claves y objeciones comunes sabrá vender, está equivocado. La prueba está en que (casi) todos mis clientes han pasado por cursos grabados o historias similares y llegan a la misma conclusión.
«La teoría está muy bien, pero eso no vende».
Sería algo así como comprar un videocurso para follar mejor. La teoría está muy bien, pero luego cuando hay que ir al turrón… ¿qué?
Lo mismo sucede cuando te dan un guión de ventas prediseñado y lo lees como un robot.
No vende.
Por eso yo solo vendo mi tiempo a otras personas.
Y nos vemos las caras. Sin cursos ni películas.
El primer paso para cualquiera que esté cansado de no vender tanto como le gustaría es muy sencillo:
Solo tiene que escribirme un mail a hola@elocuentes.com y esforzarse en decirme a qué se dedica y por qué necesita mejorar sus ventas.
(Y es ahí también donde le explico por qué esta web parece una de crímenes).
Fin.
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